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El caribe colombiano

¡Por fin en San Andrés! Ubicada en el mar Caribe, esta isla es la más grande del archipiélago formado por San Andrés, Providencia y Santa Catalina (archipiélago protegido por la UNESCO y declarado reserva de la biosfera Seaflower). Este conjunto de islas, cayos e islotes se localiza sobre una plataforma volcánica del Caribe suroccidental, a unos 720 km del noroeste de la costa colombiana y a 110 kilómetros de la costa nicaragüense. El paraíso a un par de horas en avión de la capital colombiana.

Información importante antes de visitar el archipiélago: es obligatorio pagar la tasa turística y guardar el ticket de pago durante la estancia allí. Pagué 137.000 pesos colombianos en el aeropuerto en Bogotá antes de volar a San Andrés. 

Jesús me estaba esperando a la salida del aeropuerto. Pasamos por el hostal Palo Alto (120.000 pesos por noche en habitación privada con baño) donde nos alojamos, y salimos a comer por la zona. Encontramos un restaurante pequeño, muy local, cerca del hostal y decidimos probar suerte. Comimos sopa, pollo, arroz y patatas fritas con bebida por unos 20.000 pesos. Ya con la tripa llena, decidimos alquilar una moto y recorrer la isla. No nos llevo más de un par de horas, hicimos varias paradas para darnos un baño en el precioso mar caribe. Este primer día cenamos en la zona del paseo marítimo y a descansar.

Un par de amigas con las que coincidimos en la isla reservaron un tour en barco para nuestro segundo día. Visitamos una zona de manglares, una zona poco profunda para darnos un baño (y con mucha suerte ver alguna raya) y la zona del Acuario, conjunto de cayos formados por Haynes Cay y Rose Cay. En este último punto pudimos ver algunos peces y un par de tiburones nodriza. Muchas de las personas allí congregadas alimentaban a los tiburones, práctica con la que no estamos nada de acuerdo. En nuestra opinión, dar de comer a animales salvajes únicamente para el entretenimiento de los turistas va en contra de lo que debería ser nuestra relación con la naturaleza. Debemos esforzarnos en influir lo menos posible en su comportamiento natural, preservando su libertad y entorno. Dicho esto, para gustos los colores. No es un tour que disfrutamos demasiado.

Después de un par de días en San Andrés, nos esperaba Providencia. Varios amigos nos habían contado maravillas de esta isla y ¡Qué razón tenían! Una isla con un ambiente muy relajado, de esos sitios en los que puedes dejar abierta la puerta de tu casa sin problema, definición de buenas vibras. 

Llegamos en avión, en unos 20-30 minutos de vuelo aterrizamos en el aeropuerto “El Embrujo” en Providencia. Nos alojamos en Posada Aleeny, en un pequeño apartamento (150.000 pesos por persona y noche). El sitio nos pareció genial y los dueños maravillosos. Dani vino a recogernos al aeropuerto y de camino al alojamiento nos estuvo contando como el huracán Iota en noviembre de 2020 arrasó con la isla. Aún son notables los destrozos de aquel huracán. Dani nos contó como el gobierno colombiano y varios otros países ayudaron a los locales a reconstruir sus casas ya que todo quedó reducido a escombros. Llegamos al apartamento y los mismos dueños nos alquilaron una moto (80.000 pesos por día) para poder movernos por la isla. Nos aconsejaron acercarnos a la playa SouthWest Bay y así hicimos. Nos tomamos una piña colada buenísima en uno de los chiringuitos y pudimos darnos un baño. Despedimos el día con un precioso atardecer.

Un nuevo día en Providencia. Nos levantamos y desayunamos en la terraza del alojamiento. ¡Qué tranquilidad se respiraba en la isla! Decidimos coger la moto y acercarnos a visitar la isla de Santa Catalina. Cruzamos el puente de los enamorados y caminamos hacia el lado izquierdo por el paseo hasta llegar al fuerte de Warwick. Las vistas desde este mirador son preciosas. Seguimos el sendero hasta la playa, nos dimos un baño y seguimos hasta la cabeza de Morgan. Un bonito paseo entre la vegetación hasta llegar a una formación rocosa que lleva el nombre del pirata Henry Morgan. Esta isla es conocida popularmente por ser la isla donde el pirata Morgan escondió su tesoro jamás encontrado. Otro baño en la playa y de vuelta a Providencia. Cogimos la moto y condujimos hasta playa Manzanillo, al sur de la isla. Comimos en uno de los chiringuitos, Miss Julie. Descansamos un rato en la playa y volvimos a SouthWest Bay para disfrutar de otro maravilloso atardecer.

Vinimos a Providencia, entre otras cosas, a bucear y por fin llegó el día. A las 8:30 nos presentamos en Felipes Dive Center, preparamos los equipos y nos dirigimos hacia el primer punto de inmersión. Una experiencia brutal, increíble y maravillosa. 5 tiburones nos acompañaron durante toda la inmersión. El arrecife era precioso, con unos colores muy vivos. También pasamos por una gruta preciosa. La segunda inmersión la realizamos en un punto llamado “El Convento”. Pudimos ver más tiburones y varios peces león. Nuestro instructor Jimmy nos contó que esta última es una especie invasora que amenaza los ecosistemas marinos de la zona. Nos contó que los centros de buceo de la isla, entre otros, ayudan en su control cazándolos con arpón y presentándoselos a los tiburones. Quizás te estés preguntando: ¿no acabáis de decir que no apoyáis dar de comer a los animales salvajes? Y es cierto, seguimos firmes en esa postura. Sin embargo, en este caso particular, el propósito es muy distinto. Nuestro instructor nos explicó que el objetivo no es alimentar a los tiburones para nuestro entretenimiento, sino ayudarles a cazar de manera natural a los peces león. De esta manera, se conseguiría controlar la población de esos peces de forma sostenible, respetando los ciclos naturales y preservando la armonía en el mar.

Creemos que podrás adivinar donde fuimos una vez terminado el buceo. Exactamente, de vuelta a SouthWest Bay con el grupo con el que buceamos. Comimos en Divino Niño, Jesús y yo compartimos un plato mixto con langosta, 2 tipos de pescado y caracol de mar, arroz de coco y patacones. Me declaro completamente enamorada de los patacones. Pasamos la tarde en la playa, otro atardecer, otra piña colada y a descansar.

Al día siguiente decidimos volver a bucear, otra vez con el centro de buceo de Felipe. Volvimos a bucear con Jimmy, otros 2 puntos de buceos nuevos donde de nuevo encontramos tiburones y centenares de peces, mi primera vez rodeada de enormes bancos de peces. ¡Fue precioso! 

Cuando salimos aquella mañana, Dani nos comentó que por la tarde los locales se reunirían en uno de los eventos más importantes de la isla: una carrera de caballos en nuestra playa favorita, SouthWest Bay. Comimos en Café Studio, uno de los restaurantes que nos habían recomendado y como 2 locales más allí nos presentamos. Fue divertido ver como todos gritaban y corrían al ver a los caballos galopar. La última tarde en Providencia la pasamos en Almond beach, una pequeña y tranquila playa cerca de nuestro alojamiento. Nuestro último atardecer en la isla. Decidimos coger la moto y dar una última vuelta a la isla para despedirnos de ella. Paramos en otro de los sitios que nos habían recomendado, Sweet Phonie, una tienda de dulces típicos. Compramos un flan de coco y una cheescake de  brownie. El flan de coco estaba increíble, de las mejores cosas que probamos en la isla.

La última mañana antes de volar a San Andrés nos lo tomamos relajado. Desayunamos en el apartamento y fuimos a despedirnos de nuestra playa favorita. Un chapuzón y camino al aeropuerto. Volvimos a San Andrés para volar a Cartagena de Indias al día siguiente. El vuelo llegó a Cartagena sobre las 14:00. Salimos del aeropuerto y cogimos el autobús al centro. Nos alojamos en Hostal República en habitación compartida mixta. Nos dimos un chapuzón en la piscina y salimos a callejear por el centro histórico. Cartagena de Indias me encantó, me pareció precioso, los edificios coloniales me gustaron mucho. Me hubiese gustado pasar algo más de tiempo en la ciudad.

Pasamos por un pequeño mercado de artesanía, llegamos a la plaza y seguimos hacia Getsemaní. Nos sentamos un rato en la plaza de la Santísima Trinidad y cenamos por la zona, riquísimas arepas de carne. Tuvimos que madrugar para acercarnos a la terminal de autobuses. ¡Nos vamos a Riohacha!

Enlaces de interés: encontrarás a Posada Aleeny (alojamiento en Providencia, @posada_aleeny), Felipes Dive Center (centro de buceo, @felipediving), Sweet Phonie (tienda de repostería, @sweet_phonie) en sus redes sociales.

Antes de terminar, nos gustaría compartir una película que descubrimos en un cartel en la isla de Providencia: Raíces azules - a través de 4 relatos conectados, la película profundiza en temas como la identidad, las tradiciones y el activismo ambiental, ofreciendo una mirada íntima a la vida cotidiana y las costumbres de una comunidad singular en el Caribe colombiano. Además, es un llamado urgente a tomar conciencia sobre la crisis ambiental, inspirada por la fortaleza de Providencia tras el impacto del huracán Iota. Aunque solo hemos tenido la oportunidad de ver el tráiler, seguimos en la búsqueda de esta película, que promete capturar la esencia de la isla y sus profundas conexiones con el mar. Esperamos poder verla pronto.